Una costumbre heredada

La cogió de su pequeña mano y caminó lentamente a su lado siguiendo el ritmo de su caminar. Avanzaron poco a poco. Era la primera vez que compartían ese momento juntos con ella de su mano. Bajó la vista y la miró orgulloso. No pudo evitar ver algo suyo en aquella pequeña niña rubia ataviada con su camiseta rayada. Ella le devolvió la mirada desde abajo con aquellos ojos verdes e inocentes que estaban expectantes por saber qué iba a pasar después. Nerviosos por ver aquel mundo desde abajo.
Lo que ella no sabía es que ésa era la primera de las muchas veces que repetiría aquel recorrido. No sabía que por sus venas corría una sangre que la llevaría contínuamente a aquel lugar, aunque él ya no estuviera. Los dos estaban grabando con fuego su destino.
Han pasado décadas. Y hoy, ambos, continúan con ese ritual. Se parecen más de lo que piensan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario