Equivocaciones

Pasada la medianoche, cobijada bajo sus sábanas escuchó a través de las ondas que la mitad de las equivocaciones en la vida nacen porque cuando tenemos que pensar, sentimos y cuando tenemos que sentir, pensamos.

Era muy tarde, ya de madrugada, y desde la cama esas palabras se introdujeron lentamente en su cabeza y entrecerró los ojos para pensarlas. Lo peor es que eso ya lo sabía, pero resultaba duro escucharlo en boca de otros.
En sus propias carnes había vivido el error de pensar cuando había que sentir y todo se había esfumado sin darse cuenta dejándola vacía. En aquel mismo instante para ella la noche se rompió y, de nuevo, aquella particular voz resonó en su cabeza.

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