Surrealismo nocturno

Las manecillas del reloj avisaban que una nueva madrugada ya se había estrenado, pero el cansancio no hacía mella en sus jóvenes rostros que salieron al nocturno frío de aquellas callejuelas. Ante ellas, unos antiguos adoquines brillaban bajo la luz de las farolas de aquel conocido barrio. Se oían múltiples y diferentes voces, idiomas distintos y culturas singulares. Había mucho gentío.
Su aventura nocturna colgó el cartel de 'final' sobre aquel brillante empedrado artificial. Todo daba lo mismo. Con Italia en su mano comentaban lo surrealista de aquella noche.

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