Tranquila realidad

Cuánta falta le hacía la tranquilidad. Casi no era consciente de ello cuando descubrió que en la soledad de la calle, sentado sobre un pollo de obra y mientra esperaba, tuvo apenas un minuto para pensar sobre sí mismo. Y sobre ella.
Había llegado a su vida cual tornado que arrasa las casas de los terrenos que asola, pero muy lejos de la destrucción que éstos generaban, en él había causado una reconstrucción de su vida cuando menos tranquilidad quería. Pero ya no tenía mucho que hacer, estaba preso de aquello y no le costaba reconocer que aquel torbellino de pelo moreno, de poca altura y de sonrisa permanente, había cambiado su concepción del mundo hasta el momento. Todo había cambiado. Hacía pocas horas su discurso era el contrario. Ahora, sentado mientras esperaba, se dio cuenta que era justo lo que necesitaba. Y pensando en lo orgulloso que estaba de aquella decisión, su tranquilidad se esfumó y volvió a la realidad.

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